La mayoría de los padres espera que sus hijos sean «angelitos», y que en la primera visita se sienten, abran la boca y se les haga todos los empastes que necesitan, han venido a que les arregles la boca.

Pero con niños, tú nunca estás seguro de lo que te vas a encontrar.

Aquí pongo una lista de lo que puedes esperar de un niño según la edad que tenga, y qué esperas de su comportamiento en el sillón dental.

Tengo que decir que hay niños de 1 o 2 años que se portan mejor que muchos adolescentes. También que hay padres que parece que lo pasen mucho peor que sus hijos mientras que su hijo y yo estamos tranquilamente hablando o revisando la boca. La actitud de los padres es importante siempre, a los niños hay que explicarles a qué vienen, que estén tranquilos en las visitas, que sepan que están en buenas manos, que lo más importante en nuestra clínica son sus hijos. 

El comportamiento de los niños es algo fundamental que yo reviso siempre en la primera visita, ver cómo reaccionan ante lo que se pide en el sillón. Si tienen caries, uso la primera cita para evaluar su respuesta al tratamiento. Si creo que el paciente no va a ser capaz de hacerlo con tranquilidad, siempre discuto con los papás cómo creo que va a ir mejor. 

Siempre hay excepciones, pero así es como va: 

Menores de 1 año: en general lo hacen bien en la revisión, es algo nuevo, pueden llorar un poco, pero es fácil explorarles. 

Niños de 1 año: ya empiezan a extrañar, por lo que la exploración puede ser más difícil. Es fundamental que los papás estén en contacto con él visualmente, tocándolo y a su lado para que no se sienta solo ante personas que no conoce. 

NIños de 2 años: no se les llama «los terribles 2» por nada. Son los más difíciles de explorar. Empiezan a llorar antes de verlos, y no solo lloran, gritan, patalean, se mueven, sudan. Es la edad en la que empieza la independencia. No se dejan tumbar de primeras en el sillón. Los padres juegan un papel fundamental en esta visita, ya que no se pretende hacer daño, y de hecho no se hace daño por ver la boca. En los padres primerizos es frecuente que piensen que duele, pero no es así, no duele que te vean o te toquen la boca.

Niños de 3 años: son como los de 2 pero mayores y más fuertes. Algunos son pacientes modelos que dejan explorar, les gusta, se divierten y yo con ellos. Dependerá de cómo se han levantado ese día….

Niños de 4 años: son los mejores pacientes. Saltan literalmente al sillón, se lo pasan bien, dejan hacer radiografías, empastes, y lo que les echen. No puedo tardar más de 5 minutos con ellos porque se cansan, pero en general son fantásticos. 

Niños de 5 a 8 años: en general lo hacen bien. Dependerá de las experiencias previas que hayan tenido. Se les puede explicar muchas cosas a los niños porque ya son capaces de entender si se les habla con tranquilidad. 

Niños de 8 a 11 años: Ya te dicen directamente lo que les gusta y no les gusta antes de sentarse. Es la edad de «fobia a las agujas». Hay que tener cuidado en este sentido, pero son edades en las que hay que explicarles perfectamente qué van a notar y qué se les va a hacer para que colaboren. Son fantásticos y lo entienden todo. 

Adolescentes de 12 a 15 años: como empieza ya la edad del pavo, algunos son en su medida desafiantes. Hay que tener en cuenta su edad para no pensar que son «bordes», todo lo contrario, están poniendo su frontera. Si encajas con ellos se hacen amigos tuyos para siempre. 

Si llevas a tu hijo a una odontopediatra, verás en las salas niños de todas las edades y con todo tipo de comportamiento. A los niños muchas veces les viene bien ver que hay niños de su misma edad que no lloran o salen contentos. Por eso en nuestra clínica planificamos muy bien las citas para que coincidan edades, para que los niños que sabemos que son difíciles o que sabemos que lloran no coincidan con niños nuevos que se puedan sentir desprotegidos; este trabajo lo hace Pilar en recepción. 

El objetivo como siempre es que las visitas a la especialista sean agradables para todos, que lo que haya que hacer en la boca sea fácil y que ellos sobre todo salgan convencidos de que lo han hecho perfecto.