10.000 horas

Malcolm Gladwell, en su libro “Outliers. The story of success” analiza los factores que influyen en las personas para conseguir la excelencia y el éxito. Se necesitan al menos 10.000 horas de práctica inteligente para mejorar una habilidad. La práctica repetida nos permite hacer una tarea que antes requeía mucho esfuerzo a hacerla de forma rutinaria y sin esfuerzo.
Propone muchos ejemplos de músicos célebres, deportistas famosos, programadores, incluso de The Beatles.
Esta idea se utiliza por ejemplo en profesiones como los pilotos aéreos, donde las horas de experiencia de vuelo son un buen indicador de su práctica. O en los futbolistas profesionales que después del entrenamiento normal se quedan horas y horas practicando el cabezazo o los tiros libres. Los ajedrecistas, con horas y horas de entrenamiento y estudio, día tras día.
En este punto radica precisamente la diferencia entre expertos y aficionados.
A partir de esta idea de 10.000 horas de práctica, es posible a nivel de los conocimientos adquiridos sobre la base de una escala de magnitud de 10 horas, de una forma aproximada:
Con 1 hora: Podemos saber lo básico.
Con 10 horas: Tenemos una noción más amplia de los conceptos básicos.
Con 100 horas: Se adquiere un nivel medio.
Con 1.000 horas: Se avanza a ser un especialista.
Con 10.000 horas: Uno puede considerarse maestro en esa habilidad.

¿Qué relación tiene esto con la odontología pediátrica? Un recién licenciado en Odontología o en Odontología Pediátrica sabe muchísimo, y tiene toda la energía del mundo, pero todavía no es un experto en la profesión. De hecho, muchos recién licenciados pasan por un periodo de prácticas porque tienen la teoría, pero no la práctica.

Aunque yo ya he pasado con creces este mágico número del que habla Malcolm Gladwell, a día de hoy sigo estudiando, leyendo, informándome y mejorando el tratamiento para los niños. De hecho, la regla general para tratar a los niños (y a sus padres) para llegar a ser un experto en mi materia tendría que ponerse en 20.000 horas, o incluso una vida entera!
Si yo me conformara con lo que ya se, entraría en la rutina, y eso no es posible. Es vital tener estrategias de mejora contínua: saber mis debilidades, centrarme en mis fortalezas, confiar en ese sexto sentido que tengo con los niños, avanzar, tener una visión positiva y seguir disfrutando de lo que hago.

Así que, si una especialista con muchos muchos años de experiencia ve a tu hijo y expone su opinión, será mejor que la escuches….

bebo

Leave a Comment

(0 Comments)

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *